miércoles, 28 de noviembre de 2007

El relevo

3 comentarios:

Tomás Hijo dijo...

En esa casa del fondo se prepara el delicioso arrope de calabaza que los niños de la comarca lamerán con fruición los domingos a la salida de misa de una. Aunque muchos preguntan a qué se debe ese saborcillo de fondo, los arropieros se resisten a proporcionar una respuesta concreta. Dicen que es el amor que le ponen al trabajo, pero no. No es eso.

Tomás Hijo dijo...

Que yo lo sé.

rafaymanuela dijo...

Miracoloso-ambiente kafkiano, los del maletín inspiran compasión.